domingo, 14 de febrero de 2010

" El amor y la amistad en peligro de extinción"

La búsqueda y rescate de nuestros orígenes

 “El hombre en su esencia no debe ser esclavo, ni de sí mismo ni de los otros, sino un amante. Su único fin está en el amor”. Rabindranath Tagore(1861-1941) Poeta, filósofo, artista, dramaturgo, músico, novelista y autor de canciones bengalí.
 

El amor en esta época postmoderna se encuentra en peligro de extinción, quizá siempre lo ha estado, quizá nosotros mismos vivimos creyendo en una idea que ha recorrido el tiempo y que se ha instaurado en éste como el camino de la felicidad. Pero aunque quisiésemos pensar de esa forma, lo cierto es que el amor, más allá de una forma convencional de relacionar a una pareja, representa uno de los rasgos que nos diferencia de los animales. El amor en sí mismo es una expresión humana de la apreciación de nuestras existencias.
    El origen de la celebración del Día del Amor y la Amistad o de San Valentín es impreciso, algunos hablan de que ésta comenzó en el siglo tercero en la antigua Roma con el emperador Claudio III y un mártir cristiano llamado Valentino. Debido a que Claudio había declarado como un crimen castigado con la pena de muerte la desobediencia de los cristianos de adorar a doce dioses, Valentino fue apresado, y allí en la cárcel impartió lecciones a una joven ciega llamada Julia, quien con la guía de Valentino creyó en Dios y en una acción milagrosa pudo ver. Así, Valentino fue ejecutado un 14 de febrero, y Julia plantó en su tumba un árbol de flores rosadas, el cual ahora es símbolo de amor y amistad.  Pero esta historia se instituyó cuando la Iglesia Católica la recuperó canonizando a san Valentín como patrono de los enamorados en el siglo XX, con el fin de terminar con una festividad pagana en la que se adoraba al dios Lupercus, dios de la fertilidad, la cual se celebraba el día 15 de febrero como un sorteo cruel en el que los hombres escogían el nombre de la que se convertiría en su compañera durante un año. Además que de ahí proviene el símbolo de Cupido, ya que los romanos lo adoraban, puesto que representaba al dios del amor, Eros.
    Otra versión indica que en Reino Unido se comenzó a celebrar el apareamiento de las aves como muestra de amor y creación en una fiesta llamada “de los valentinus”, donde se elegían a hombres y mujeres para que formaran parejas contrayendo matrimonio en un entorno de felicidad, y se estableció en febrero debido a que el poeta inglés Geoffrey Chaucer escribió un poema en honor al primer aniversario del rey Ricardo II con Ana de Bohemia, indicando que era el Día de San Valentín. Así, esta tradición se fue expandiendo en todo el mundo, aunque con diferentes fechas de celebración.
    En efecto, el consumismo ha posibilitado que esta tradición supere fronteras, y está de más mencionar lo atractiva que resulta. Muchos se han dedicado a desprestigiarla como una estrategia mercadotécnica, pero en verdad parece adecuada si nos incita a la reflexión y la valoración de quienes nos rodean.
    El paso de la modernidad en nuestra sociedad no debería marcar el acabose del amor y las relaciones interpersonales, por el contrario, debería fortalecer los vínculos que nos hacen ser seres humanos: amarnos, querernos, preocuparnos por los otros. Constantemente impacientarnos por el egoísmo, la envidia, el rencor y el odio presentes en nuestra vida no produce cambio alguno, sino un martirio generalizado de lo fastidiosa que puede resultar nuestra existencia.
    La contraparte propone exaltar las características positivas que yacen en nuestros corazones. El amor por la vida misma, por existir, genera una serie de apreciaciones por lo que nos rodea, por nuestros compañeros de vida, por el mundo.
    Pensando de manera abierta al amor y al cariño se supera la enfermedad del hastío, superamos nuestras cárceles y nuestros demonios; nos involucramos con los otros en una lucha en equipo, en una vida en comunidad.
    Que sea el amor, en todas sus dimensiones, más que una alternativa de vida, la vida, la forma en que día a día llevemos nuestros pasos hacia las metas designadas; y el amor no representa una vida de risa inagotable y de hermandad inquebrantable, sino un complejo y persistente diálogo de apertura, evolución y bienestar.
    Amar la vida puede condenarnos a la ignorancia y el abuso por parte de otros, pero continuar significa fortaleza.
     Feliz sea éste y todos los días de amor y  amistad.  

2 comentarios:

  1. Saludos desde la noche eterna...

    Solo aprovecho el espacio para decir:

    GRACIAS AMOR POR EL REGALO QUE ME HAS DADO...

    Espero no apenarte en tu blog :P

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  2. Claro que no!! Al contrario!!!

    Gracias a ti... me has demostrado que el amor es posible, pese a cualquier obstáculo y cualquier penumbra...Te amo!

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